Ella pensaba que todo en su vida estaba mas que resuelto para su entera satisfacción y eso la convertía en la mas afortunada del mundo, lo tenía todo; dinero, realización profesional, poder... mucho poder para influir sobre todos los demás por las buenas y también por las malas sin llegar a ser tirana ni déspota, desde la comodidad de su escritorio de caoba controlaba un poderoso emporio al que había llegado gracias a su esfuerzo y grandes capacidades... Una sola firma en un documento y toda decisión por mínima que fuera resultaba poco mas que la sentencia del mismisimo dios... o casi, ¿que mas puedo pedirle a tan privilegiada posición?
Estaba en la plenitud de sus treintas, su rutina diaria incluía vigorosas jornadas de gimnasio, exquisitos y frugales desayunos y esplendidos almuerzos de trabajo con los mas encopetados personajes de la política y las finanzas que solían consultarle importantes decisiones, solía cautivar con sus sofisticados atuendos y esos perfumes que atrapan a los hombres como los cantos de las sirenas mitológicas... todo eso le encantaba y no podía pensar en otro estilo de vida diferente a ese, ni siquiera lo consideraba como opción, para ella el futuro tan solo era algo que se enmarcaba en todo lo que su esfuerzo le habría de prodigar para el mañana.
Como todos los días llegaba a su puesto en lo que consideraba para si misma como el puente de mando de ese gran emporio, su mañana se desarrollaba como todos los días hasta el preciso instante en el cual estallo en timbres el teléfono de su escritorio´, por mero instinto y creyendo que rea una llamada más levantó el auricular y contestó mecánicamente;
__No estoy para nadie en la siguiente hora Concepción, estoy por resolver un contrato muy importante._ y colgó, al instante volvió y estallo el timbre del teléfono
__No estoy disponible para nadie, no quiero mas interrupciones._
Pasaron unos pocos minutos y una joven empleada entró llevando en la mano un trozo de papel que dejó en el escritorio de su jefe quien estaba concentrada en la revisión de un gran contrato, se retiro de la oficina con el mismo sigilo con el que entro.
Solo cuando puso sus comentarios finales sobre el documento y respiró aliviada se dio cuenta de la pequeña nota que reposaba sobre una carpeta azul y que decía en la mas fina caligrafía;
__llamar a la Sra. Pineda, es importante.
Detuvo toda su actividad, la señora Pineda era a la única persona a la cual ella tenía que responder... después de todo era su mamá, así que sin mayor demora tomó el teléfono y marcó una serie de números, a los pocos segundos obtuvo respuesta del otro lado de la linea.
__ hola hija, perdona que te moleste en tu oficina pero es que me urge ir al medico y no hay nadie mas que pueda ayudarme con eso... si no te molesta ¿puedes enviarme un taxi?
por esas cosa que solo pasan una vez y que parecen ser casi imperceptibles, se levantó de su escritorio y le dijo;
__ no te preocupes, salgo ahora mismo a buscarte.
Llevo a su madre en su lujoso automóvil con rumbo al centro medico donde no tardaron en atenderla, después de todo ella pagaba una cuota muy alta por esos servicios médicos
__tienes que conocer al medico que me atiende Gloria, no solo es bueno... también es apuesto y como ya es hora que tu tengas un marido que mejor que uno como el... no me mires así Gloria, yo quiero tener nietos y tu eres mi única hija.
Justo cuando le pensaba responder de la mejor manera que en sus planes a corto y mediano plazo no existía la mas remota posibilidad de pensar en un hombre ni en niños, una voz interrumpió sus pensamientos
__ ¡Señora Pineda! ¿como está la dama mas bella que pisa estos consultorios?
__ay doctor, aquí le traigo a la causa de mis preocupaciones, ella es Gloria, mi ángel de la guarda por la cual rezo todas las noches para que no llegue a vieja sola y amargada.
Por primera vez no supo que decir ni que discutir, aquel doctor de sonrisa franca y encantadora había entrado en su vida para no volver a salir mientras estuviera con vida, sus ojos miraban a los de el como si mirara los documentos que solía revisar, sonreía como su mamá jamas la había visto hacerlo y entonces supo que sus ruegos fueron escuchados y que solo seria cuestión de tiempo que conociera al menos un nieto.
Cuando su hija comenzó a salir con frecuencia con el joven medico, supo que sus oraciones pronto darían sus frutos..y no se equivocó, Gloria había comprendido que algo le faltaba a su vida y no sabía que era hasta que lo vio.
